Un fenómeno propio de nuestro tiempo, del que a veces ni siquiera nos percatamos. En su libro "El síndrome del superestrés", la doctora Roberta Lee entrega herramientas para combatirlo.
El acelerado ritmo de vida que llevamos en la actualidad ha generado la aparición de un nuevo tipo de estrés que la doctora Roberta Lee, del Beth Israel Medical Center de Nueva York, llama el superestrés.
Se trata de un estrés propio del siglo XXI, que no se puede comparar con el que sufrieron nuestros abuelos o incluso nuestros padres. Además, comienza a manifestarse a edades cada vez más tempranas, y puede ser diagnosticado en personas de 30 y 40 años.
Síntomas como ansiedad, dificultad para dormir, apatía, problemas digestivos, alergias y disfunciones sexuales, entre otros, son claros indicios de que se cruza por un cuadro de superestrés. El problema es que muchos no saben por qué lo padecen ni qué hacer para solucionarlo, mientras otros ni siquiera se dan cuenta de que lo sufren.
En su libro "El síndrome del superestrés" (Urano), Lee afirma que este nuevo fenómeno se parece mucho al trastorno de estrés postraumático y que en su aparición mucho han influido las nuevas tecnologías de las que disponemos hoy en día.
"Entre teléfonos móviles, ordenadores portátiles y nuevas formas de comunicación como el texting y el twittering, estamos 'operativos' y abierto a intrusiones veinticuatro horas al día", sostiene la especialista en medicina integrativa.
Otros causantes del superestrés son la contaminación acústica; los estímulos sensoriales con los que nos bombardea la televisión; las exigencias que plantean el trabajo y la educación de los hijos; el régimen de noticias 24 x 7 (veinticuatro horas por siete días); el dormir menos y tener menos tiempo de ocio; hacer menos ejercicio; la comida basura y un largo etcétera.
"Cada una de estas situaciones implica una agresión al sistema nervioso, y una acumulación de este tipo de ataques nos conduce literalmente al superestrés", asegura la doctora Lee, y agrega: "Nuestro sistema nervioso no está diseñado para aguantar este tute".
¿Cómo combatirlo?
Basándose en terapias tradicionales que aprendió y adoptó de Micronesia -donde ha pasado largas temporadas-, modalidades integradoras que aprendió con el doctor Andrew Weil y la propia práctica que ha desarrollado en Nueva York, en su libro la doctora Lee entrega seis herramientas diferentes para luchar contra el superestrés y propone un programa de cuatro semanas para alcanzar una forma de vida más saludable.
Se trata -asegura- de "tratamientos del siglo XXI para enfermedades del siglo XXI (...) que te enseñará a apagar el circuito del estrés y a relajarte profundamente".
¿Cuáles son esos medios para el cambio? Aquí están:
1.- Los senderos de la paz: Son ejercicios y medidas recomendadas por la medicina tradicional, convencional e integradora, que surgen de un mismo concepto: la mente y el cuerpo funcionan mejor en conjunto. En el fondo apuntan a relajarse, de manera que el sistema parasimpático nos tranquilice y nos haga sentirnos seguros para que el cuerpo pueda reforzarse frente al superestrés. Entre estos ejercicios están la aromaterapia, realizar afirmaciones positivas, respirar de manera consciente, meditar, jugar como niños, relajar los músculos de manera progresiva, practicar tai chi y yoga, visualizar para poder elegir cómo vemos las cosas, y someterse a sesiones de acupuntura, masajes y reflexología.
2.- Alimentos que curan: Se trata de aquellos que mejoran la resistencia a los efectos perjudiciales del superestrés. En primer lugar, la doctora Lee recomienda la dieta mediterránea, rica en ácidos grasos omega-3. En ella se incluyen alimentos como las frutas y verduras; las grasas monoinsaturadas y poliinsaturadas; los frutos secos; el vino tinto; la carne roja en pequeña cantidad; el pescado y los cereales integrales.
Asimismo, el libro habla de los superalimentos definidos por la autora como "un maná para el superestrés". Aquí se pueden encontrar el chocolate sin leche, el aceite de coco, la canela, el cúrcuma o azafrán de las indias, el té verde y el jengibre.
Finalmente están los alimentos para el estado de ánimo, entre los que hay que distinguir a los que ayudan a combatir el superestrés y los que pueden provocarlo. En la primera categoría están la avena, las nueces, el té, el salmón y las lentejas. En la segunda la cafeína y el azúcar.
3.- Descanso y movimiento: "El descanso y su extensión: el dormir. El movimiento y su extensión: hacer ejercicio. Ambos son esenciales no sólo para las personas superestresadas, sino para todo el mundo", afirma Roberta Lee. Y sigue: "El descanso permite a nuestro cuerpo reparar el deterioro celular y absorber nutrientes. Pero también es esencial para el cerebro". El sueño, en tanto, tiene relación con nuestros ritmos biológicos y la especialista en medicina integrativa entrega una receta para que éste sea saludable: mejorar el entorno para dormir, seguir rituales, contar con ciertos elementos de ayuda y usar ciertos suplementos.
¿Qué pasa con el movimiento y el ejercicio? Según la doctora Lee, ambos son medios muy eficaces para aliviar el estrés, ya que gracias a ellos se liberan, entre otras, las endorfinas, sustancias químicas que "ayudan a sentirte bien". En este sentido, recomienda una serie de ejercicios que contrarrestan el superestrés, fortalecen, aumentan la autoestima y divierten. Ellos se clasifican en: ejercicios programados o aquellos que se pueden alternar con tareas cotidianas (caminar, subir escaleras, trabajar en el jardín, saltar, andar en bicicleta, correr, bailar, etc.); y ejercicios según el lugar o aquellos que se pueden hacer tanto dentro como fuera de casa (abdominales, levantamiento de piernas, flexiones de brazos, estiramientos, etc.).
4.- La mente frente al superestrés: Apunta al optimismo, la actitud positiva y la resiliencia como los elementos básicos para vivir bien. Roberta Lee define el optimismo como "la expectativa de que en el futuro todo irá bien" y afirma que sí se puede aprender. La actitud positiva, en tanto, se entiende como el ver el lado bueno de la vida y esperar que nos sucedan cosas buenas. Según la doctora, también se puede desarrollar. Por último, es posible aumentar la resiliencia reconociendo y aceptando que las creencias sabotean los intentos de ser feliz.
5.- El poder la conexión: Se refiere a los beneficios que tiene pertenecer a un grupo social. En este sentido, la especialista en medicina integrativa afirma: "Las personas necesitamos a otras personas. Y las personas superestresadas las necesitan más que la mayoría". Sin embargo, en la actualidad permanecer conectados es un desafío por el miedo a los extraños, el miedo al rechazo, la geografía y la tecnología.
6.- La vida del espíritu: Tiene que ver con aceptar la espiritualidad para superar los momentos difíciles. Esto porque las personas superestresadas suelen perder de vista el sentimiento de que hay una luz única que brilla en su interior. La espiritualidad se puede desarrollar, pero no existe una guía para ello, lo que a juicio de Roberta Lee es bueno, porque cada persona puede ir a su propio ritmo y manera. Así, la doctora entrega una serie de sugerencias para ser más espiritual: practicar el altruismo, perdonar, orar, conectarse con la naturaleza y experimentar la poesía.
Finalmente, la especialista en medicina integrativa entrega una última recomendación sobre la mejor forma de manejar el superestrés: intentar llegar a otra persona. "Llega a otros y llega lejos. Haz algo amable por otra persona y ayuda a los demás. Ayudar a los demás nos recuerda que la naturaleza de la experiencia humana es estar interconectados y aspirar a ser la mejor persona posible, algo que muchas veces olvidamos", concluye.
Publicado el 21/10/2010
Fuente: El Mercurio
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